«Hay un gran prestigio de la lectura que nadie se atreve a discutir, pero vivimos en un entorno muy agresivo para la lectura. Vamos adquiriendo nuevos hábitos muy rápidamente como el móvil, sin pensar si queremos o no. Tiene más que ver más con eso, que con un abandono de la lectura consciente.»
Además de ser editora soy profesora de alumnos universitarios, y uno de mis mayores retos es alejarlos del celular. No que se concentren, sino que no se desconcentren con una notificación. Somos 44 en un aula hablando sobre libros, entretenimiento y negocios. Siento que les gusta la clase, pero el celular en la mesa o en su bolsillo es una tentación que ellos mismos se ponen de manera inconsciente.
Mi materia compite con otras donde se habla de videojuegos, música, actividades más cercanas a los que ellos hacen; sin embargo, la paradoja está en que aunque «no les interesa» el tema del libro, les impone, y estoy segura que les causa curiosidad. Si yo pregunto «¿a cuántos no les encantan los videojuegos?», las manos se comienzan a ver rápidamente -aunque son pocas. Pero si pregunto, ¿a cuántos no les gusta leer?, se tardan en alzarlas, lo dudan, les da un poco de pena «confesarse»-aunque son la mayoría. Cuando pregunto por qué y profundizo en sus respuestas, me encuentro con comentarios esperanzadores como «en realidad nunca le he dado la oportunidad». Sé que cuando se la den habrá grandes satisfacción para muchos, pero al ser una actividad tan personal, tan de estar con uno mismo para encontrar a esos personajes y tener una conversación con ellos no será sencillo. En un videojuego a los dos segundos ya estás inmerso si no, «pierdes». En la lectura no pierdes, no hay presión, vas a tu propio ritmo, no hay nada que te quite vidas, por el contrario, te regala más conforme vas avanzando y conociendo a los protagonistas de las historias… Pero cuesta, no es sencillo, y menos en una época en donde ya hay tantas maneras de distraerse y entrar a otros mundos de una manera más inmediata.
Yo encontré la lectura ya grande, cuando tenía 17, y de ahí me seguí, pero me costó trabajo, de hecho me sigue costando porque soy muy dispersa, sólo que disfruto mucho ese trayecto de ser sumergida en algo en donde después ya no me quiero salir… Es como mi propio videojuego: llegar a ser succionada a ese otro mundo es mi meta.
No tengo nada en contra de las redes, como verán, las utilizo. Y no me gusta competir, soy mala perdedora, así que prefiero aprender, y hoy en día estoy aprendiendo mucho de las redes, de cómo convivimos con ellas para darles un respiro también… para que los jóvenes se puedan tomar ese respiro, tomar un libro y vivir la experiencia que, disculpen ustedes, a mí Mario Bros no me dio ;).
(En) plan lector: sobrevivir a la adolescencia sin dejar de leer de Miguel Salas creo que será un buen libro para seguir aprendiendo.